Historia 2do año - Profesor Agüero

Feudalismo


A partir del siglo IX, se conformó en Europa occidental una sociedad basada en el establecimieneto de relaciones personales entre señores y vallos, conocida como sociedad feudal.

El contrato feudal: beneficio y vasallaje

Luego de la disolución del Imperio de Carlomagno, en el 843, se conformó en Europa Occidental un sistema político fragmentado conocido como orden feudal. En este sistema, el rey, que no podía defender las fronteras de su reino de los ataques de múltiples invasores, entregó parte de sus territorios a nobles o señores locales para que los protegieran y los usufructuaran.

A partir de un contrato, cada uno de esos señores quedaba unido al rey (o a otro noble de mayor jerarquía de quien recibía territorios) por una relación que lo comprometía a combatir a su lado y prestarle todo tipo de ayuda. La concreción de ese contrato, denominado contrato feudal, tenía dos fases: la primera, llamada beneficio, consistía en la entrega al beneficiario de un territorio llamado feudo, que incluía los siervos que trabajaban la tierra. En una segunda parte del contrato, conocida como vasallaje, el beneficiario rendía homenaje, prometía fidelidad y ayuda militar a su señor. Este contrato era vitalicio (para toda la vida) y hereditario (se transmitía a los descendientes del beneficiario).

En este delicado equilibrio de poderes, otra pieza clave fue la Iglesia católica. En constante tensión con el poder de los reyes, en muchas ocasiones, el Papa, asentado en la ciudad de Roma, actuó en favor de los señores feudales para debilitar la autoridad de algún monarca con el que estaba enfrentado.

El orden social

La sociedad feudal se caracterizaba por su desigualdad. En lo alto de la sociedad estaban los nobles o señores, que contaban con un séquito de guerreros para defender sus tierras, y el alto clero, integrado por obispos, cardenales y abades, entre otros.

En el estrato más bajo, estaban los campesinos libres y los siervos, que se diferenciaban entre sí porque los primeros conservaban la libertad de movimiento y podían cambiar de amo, mientras que los siervos estaban adscriptos o sujetos al feudo y no podían salir de él. Ambos debían entregar tributo al señor feudal y no tenían posibilidad de defenderse de sus abusos.

Esta estructura social fue legitimada por la teoría de los tres órdenes, elaborada por la Iglesia católica hacia el siglo xi. Según esa teoría, cada grupo o estamento de la sociedad cumplía una función en el plan de Dios: los campesinos y los siervos trabajaban la tierra y proveían de alimentos a nobles y sacerdotes, los nobles guerreros luchaban para defender a la cristiandad de los ataques de infieles y paganos y los religiosos rezaban por la salvación de las almas de unos y otros.

Los señores y sus caballeros

El grupo de los señores estaba integrado por una nobleza de guerreros y de religiosos. La nobleza guerrera tenía derechos sobre la tierra, que, en esa época, era la principal y casi única riqueza. Además, tenían autoridad sobre sus campesinos y podían ejercer la fuerza. Estos señores recibían diversos títulos: barón, conde, vizconde, duque, marqués o, simplemente, señor del lugar.

Los señores mantenían su posición de poder siempre que contaran con su propio ejército. En el siglo XI, estos ejércitos se conformaron principalmente con caballeros, es decir, guerreros a caballo. La tropa de los caballeros de un señor se denominaba mesnada. En general, los caballeros de la mesnada eran vasallos del señor. Con el tiempo, para reforzar el vínculo vasallático, los señores comenzaron a casar a sus hijas con los caballeros más destacados de la mesnada. De esta manera, los hacían parte de su grupo familiar. La mesnada también era un ámbito de formación militar para los caballeros. Allí desarrollaban y demostraban sus habilidades en torneos o en la práctica de la caza.

La Iglesia asignó a los caballeros un ideal, que consistía en defender la cristiandad. Además, debían actuar de acuerdo con las normas cristianas y proteger a los débiles, las mujeres, los niños y los pobres.

En las familias de la nobleza, el feudo solo era heredado por uno de los hijos, en general, el primogénito. Los otros, llamados segundones, iniciaban la carrera eclesiástica o pasaban a formar parte de la mesnada de algún señor, en espera de la conquista militar de un señorío o del casamiento con alguna heredera.

El rey, "primero entre pares"

Con la instauración del orden feudal, la autoridad del rey no desapareció, pero disminuyó considerablemente. Por eso, se decía que no era más que "el primero entre sus pares".

El rey mantuvo un título real, pero este título no significaba que tuviera más poder que los grandes señores. Por eso, el rey se veía obligado a vivir de lo que generaran sus dominios personales y no tenía posibilidades de recaudar impuestos en los señoríos de sus vasallos. Si quería ir a la guerra, debía convocar a sus vasallos y, a su vez, estos venían con sus mesnadas. Pero los caballeros que integraban esas mesnadas debían fidelidad a su señor, no al rey. Incluso, si el señor era vasallo del rey, la fidelidad del caballero no se transfería al rey, sino que se limitaba a su señor. De modo que si el rey combatía contra un vasallo, las tropas de este podían des-conocer la autoridad real.



Realizar actividades

Volver arriba


La Crisis del sistema Feudal


La crisis del siglo XIV se caracterizó porlaextención de pestes, guerras y revueltas de campesinos en diferentes lugares de Europa. Estos factores, sumados al fortalecimiento de la burguesía, socavaron el orden feudal y sentaron las bases de la transición al capitalismo.

Una crisis de agotamiento

La crisis del siglo XIV ha sido descripta como una crisis de agotamiento del sistema feudal. Algunos historiadores sostienen que este sistema no ofrecía motivaciones para la innovación tecnológica en el ámbito rural y que por eso se produjo un estancamiento.

En el ámbito agrícola, después de un período de roturaciones sobre amplias extensiones de tierras limítrofes, el crecimiento se detuvo. La actividad agrícola encontró límites técnicos: los suelos estaban agotados y las formas tradicionales de trabajar la regiones tierra ya no rendían sus frutos. El problema se agravó en aquellas regiones donde muchas tierras de cultivo se transformaron en pastizales para las ovejas debido a la alta demanda de lana. Esto provocó hambrunas y escasez de mano de obra, lo que generó una desaceleración general de la economía.

A la baja de la población provocada por las hambrunas sobrevino la mayor catástrofe demográfica de la Edad Media: la peste bubónica. Esta enfermedad, transmitida por las ratas, llegó desde Asia y se propagó por toda Europa entre 1348 y 1352, con un nuevo brote entre 1360 y 1370. Afectó, especialmente, a los jóvenes, ya que los mayores que sobrevivieron a la anterior peste estaban inmunizados. La peste mató a unos 25 millones de personas (un tercio de la población europea de la época), por lo que muchos campos y ciudades quedaron despoblados.

La escasez de moneda

Otro rasgo del siglo XIV fue la escasez de moneda, cada vez más necesaria para que los gobiernos monárquicos sostuvieran sus ejércitos y cuerpos de funcionarios. Para paliar esta situación, los gobiernos de Inglaterra y Francia comenzaron a poner a prueba algunas ideas novedosas que prefiguran el sistema mercantil que se consolidó en el siglo XVII.

Entre estas ideas, una de las más importantes fue la preocupación por la llamada balanza comercial positiva, situación que se da cuando la cantidad de bienes que un país importa no supera en valor a la cantidad de bienes que exporta. A fines del siglo XIV, Inglaterra, por ejemplo, comenzó a cuidar sus reservas de oro y plata mediante regulaciones que establecían que todo aquel que quisiera vender mercancías en ese país te-nía que comprar productos ingleses por igual valor.

Cambios en las relaciones de producción

Durante toda la Edad Media, los campesinos obtenían recursos de las llamadas tierras comunales: bosques, ríos y pasturas de propiedad común. Hacia el siglo xiv, los señores empezaron a apropiarse de estas tierras para ponerlas a producir mercaderías que pudieran venderse en los mercados, sobre todo, lana para la producción textil.

Esta medida perjudicó a los campesinos más pobres, quienes tenían una pequeña parcela donde practicaban una agricultura de subsistencia. Privados de las tierras comunales, necesitaban obtener ingresos de otro modo. Esos campesinos pobres empezaron a trabajar en sus casas en la confección de paños. El sistema llamado industria rural a domicilio funcionaba de la siguiente forma: un campesino rico o un comerciante entregaba la materia prima a campesinos pobres y estos la hilaban con los telares en sus hogares. Los historiadores consideran que este sistema es un precedente del sistema capitalista, ya que, para expandir la producción, los comerciantes empezaron a proveer de telares a cada vez más campesinos para que trabajaran a cambio de un pago. Estas fueron las primeras relaciones capitalistas de la historia: el trabajador no era dueño ni de la materia prima ni de las herramientas de trabajo, trabajaba para otro y recibía un salario a cambio.

El debilitamiento de los señores feudales

A partir del siglo XIII, las monarquías comenzaron a acrecentar su poder gracias a que realizaron una alianza estrategica con la burguesía. Las ciudades en las que vivían los burgueses recibieron de los distintos reyes cartas y fueros comunales que, a cambio del pago de impuestos que engrosaban los tesoros reales, aseguraban la libertad de sus habitantes frente a las pretensiones de los señores feudales. El paulatino paso de una economía basada en la riqueza inmueble (la posesión de tierras) a una basada en la posesión del dinero fortaleció a la burguesía y, paralelamente, socavó el poder de los senores feudales.

Otro de los factores que contribuyeron al debilitamiento de los señores fue la guerra de los Cien Años (1337-1453). Este conflicto se desató en 1337 cuando el rey de Inglaterra Eduardo III reclamó el trono de Francia. Se extendió hasta 1453, cuando los ingleses renunciaron a sus dominios en la actual Francia. En esta guerra, en la que murieron muchos nobles franceses, se destacó Juana de Arco (1412-1431), una campesina que afirmaba que la voz de Dios le ordenaba luchar para liberar a Francia. Juana luchó en el campo de batalla hasta que algunos jefes militares franceses, celosos de sus exitos, la entregaron a los ingleses. La acusaron de ejercer la brujería y fue condenada a morir en la hoguera.



Realizar actividades

Volver arriba


Renacimiento de la antigüedad clásica


El paso de un sistema de pensamiento que ubicaba a dios en el centro del universo a otro en el que los seres humanos ocupaban ese lugar permitió el desarrollo del humanismo, un sistema de pensamiento que configuró el período llamado renacimiento.

Los herederos de la antigüedad

En el siglo XV, Italia estaba dividida en una serie de territorios independientes. Algunos, como Florencia, Siena o Venecia, eran repúblicas organizadas en torno a una ciudad poderosa. Otros, como Urbino, Ferrara o Milán, eran principados encabezados por poderosas familias locales. Los Estados Pontificios, por su parte, eran gobernados desde Roma por el Papa.

Estas ciudades-Estado luchaban permanentemente entre sí para asegurarse la supremacía de unas sobre otras. A pesar de la constante competencia, todas compartían una base cultural común. Aun con pequeñas diferencias, los habitantes de Italia se sectían herederos de los valores y la cultura de la antigua Roma y de la tradición griega, lo que se denomina, en general, la Antigüedad clásica.

Otro modo de ver el mundo

Este sentimiento comenzó a tomar forma en el siglo XIV, cuando el escritor Francesco Petrarca (1304-1374) se propuso unir el espíritu de la Antigüedad clásica con la cultura cristiana de su época. Esta síntesis entre dos sistemas de pensamiento aparentemente opuestos -ya que los valores grecorromanos eran paganos- se conoce como Humanismo. Además de Petrarca, otros filósofos, pensadores y artistas de la época tuvieron inquietudes similares y las aplicaron a sus áreas de estudio.

El Humanismo significó el paso de un sistema de pensamiento teocéntrico,en el que Dios era conciderado al centro de todo, a uno antropocéntrico, en el que los seres humanos se transformaron en el centro del Universo y en la medida de todas las cosas. Por lo tanto, influyó en la cultura y la filosofía de la época. El Humanismo reconocía la facultad de las personas de conocer el mundo y actuar mediante el empleo de la razón.

Para el pensamiento medieval, los seres humanos solo eran observadores pasivos, porque consideraban que todo conocimiento provenía de Dios a través de sus revelaciones. A partir del Humanismo, las personas tuvieron un rol mucho más activo ya que eran ellas las que producían el conocimiento.

Sin embargo. el paso de un pensamiento teocéntrico a otro antropocéntrico no supuso una pérdida de la religiosidad. Las personas continuaron creyendo en Dios y participando de la vide religiosa, pero comenzaron a criticar el rol de la lglesia católica como reguladora de la vida civil.

El desarrollo de las ciencias

El racionalismo, es decir, el uso de la razón, se manifestó en todas las áreas del conocimiento y de la vida práctica, desde la economía y la organización del trabajo hasta las artes y las ciencias.

La creencia en la posibilidad de acceder al conocimiento del mundo mediante el análisis racional de los problemas alentó a los estudiosos de la época a cuestionar los saberes heredados hasta ese momento. Así, a partir de la observación y la experimentación, se realizaron nuevos descubrimientos en diversos campos, como la medicina, la matemática, la biología y la astronomía, entre otras ciencias.

Un ejemplo del nuevo tipo de científico fue el polaco Nicolas Copérnico, quien a través de un modelo matemático estableció que la Tierra no era el centro del sistema solar, como se creía hasta este momento, sino que esta giraba alrededor del Sol, al igual que el resto de los planetas. El descubrimiento de Cópernico fue completado y corregido más adelante, pero sentó las bases del desarrollo de las ciencias al demostrar la capacidad de producir conocimientos a partir del pensamiento rational y autónomo.

La invención de la imprenta

Estos descubrimientos y las ideas en las que se sustentaban pudieron difundirse rápidamente gracias a un invento revolucionario: la imprenta.

Como aprendieron en el capítulo 1, antes de su desarrollo, los libros se copiaban a mano. uno por uno. Por este motivo, había pocos ejemplares y resultaban sumamente caros. La posibilidad de imprimir muchas copias de un mismo ejemplar en un tiempo relativamente corto permitió que el conocimiento se difundiera no solo geográficamente, sino también entre mayor cantidad de personas que antes no tenían forma de acceder a la cultura letrada.



Realizar actividades

Volver arriba


La crisis de la Iglesia Católica


La reforma protestante, iniciada por Martín Lutero, significó la mayor crisis que tuvo que afrontar la Iglesia Católica.

Los cuestionamientos a la Iglesia

A comienzos del siglo XVI, la organización jerárquica de la Iglesia Católica, isntalada en Roma, había alcanzado unos niveles de corrupción que resultaban intolerables para muchos creyentes y religiosos. Los papas y los cardenales vivían rodeados de costosos lujos que se pagaban con la venta de puestos y de favores. Incluso, se había instaurado un sistema denominado de "indulgencias", por el que los fieles obtenían el perdón de sus pecados a cambio de la entrega de dinero.

Frente a esta situación, muchos humanistas, especialmente en los países del norte de Europa, realizaban fuertes críticas y pedían una reforma integral de la institución.

Reforma Protestante

En 1517, el monje y teólogo alemán Martin Lutero hizo pública una lista de 95 puntos en los que criticaba diversos asuntos que abarcaban desde la venta de indulgencias y la organización de los rituales de la Iglesia hasty la autoridad del Papa para otorgar perdones determinadas circunstanclas. Además, proponía que la Iglesia no debía ser intermediaria entre Dios y las personas. También afirmaba que la reforma de la Iglesia estaba en manos de todos los cristianos, pero pedía a los príncipes alemanes que la llevaran adelante.

Las propuestas de Lutero respondían a las preocupaciones reales de la sociedad; por ese motivo, el documento, conocido como Las 95 tesis, tuvo una difusión inmediata, al principio en Alemania y enseguida por el resto de Europa.

En un primer momento, la Iglesia no le dio demasiada importancia a las críticas de Lutero, pero ante la difusión de sus ideas decldió sancionarlo. Sin embargo, Lutero fue protegido por muchos príncipes alemanes, que lo apoyaron y presentaron un documento denominado Protesta de Espira, en el que condenaban la persecución del emperador Carlos V a los reformistas. La propuesta reformista de Lutero rápidamente se extendió a Inglaterra y a Suiza, donde tomó otras características, al ser llevada adelante personas con diferentes intereses.

En Inglaterra, el rey Enrique VIII, en conflicto con la Iglesia católica porque el Papa se negaba a concederle el permiso pare separarse de esposa, la española Catalina de Aragón, rompió con Roma en 1533 y creó una Iglesia nacional la anglicana. La nueva Iglesia conservó las ceremonias católicas, las imágenes y el culto a santos, pero, al igual que los protestantes, rechazó la autoridad papal y adoptó la doctrina de la salvación per la fe.

En Suiza, un estudioso francés, Juan Calvino. propuso una forma mucho más severa de reforma conocida como calvinismo. El calvinismo se extendió por amplias regiones de Francia y por Escocia.

El fin del Renacimiento y la Contrarreforma

Cuando se produjo la Reforma protestante, el espíritu del Renacimiento ya estaba en crisis. Desde el punto de vista artístico, había alcanzado su punto culminante con los tres artistas mas importantes de este período: Rafael Sanzio, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarotti.

Las búsquedas de equilibrio, armonía, belleza y perfección clásica ya no interesaban a los artistas. El mundo en el que esos valores habían tenido sentido estaba en crisis por los cuestionamientos a la Iglesia católica, las interminables guerras e invasiones de un Estado sobre otro. Por otra parte, la llegada de Colón a América y las sucesivas campañas de conquista del nuevo continente impactaron en la mentalidad de las personas al poner en evidencia la existencia no solo de territorios desconocidos, sino de personas completamente diferentes de lo que conocían hasta entonces los europeos.

En ese contexto y ante Ia extensión de la Reforma protestante en sus distintas variantes, la Iglesia decidió actuar y convocar a una renovación de la institución para evitar el avance de las doctrinas protestantes. Ese movimiento renovador se lo denomina contrarreforma.

Un arte al servicio de la religión

Para discutir las reformas necesarias a la institución, el papa Pablo III convocó al Concilio de Trento. Un concilio es una reunión en la que las máximas autoridades de la Iglesia discuten temas relevantes y emiten un documento en el que dejan sentada su posición.

El Concilio de Trento se ocupó de temas muy variados, y uno de ellos fue el arte, ya que las autoridades religiosas se habían dado cuenta del poder de las imágenes en la difusión de la fe. El Concilio criticó el arte del Renacimiento por proponer una interpretación libre del dogma, es decir, las afirmaciones tomadas como verdades absolutas por la religión. Al mismo tiempo, impuso un control severo de la actividad artística. Los artistas ya no podrían expresar sus propias ideas, sino que deberían ajustarse a las indicaciones de las autoridades religiosas.

Entre las congregaciones que habían adherido a la Reforma protestante las formas de arte manifestadas hasta ese momento también entraron en crisis ya que la nueva religión rechazaba las obras religiosas por considerar que podían inducir a los fieles a adorar las imágenes y no lo que representaban. Por lo tanto, en esos países los artistas, en general, dejaron de realizar este tipo de obras.



Volver arriba


Los viajes de Cristóbal Colón


Los viajes de Colón permitieron poner en contacto dos espacios culturales que hasta entonces se desconocían mutuamente, sin embargo, los españoles no encontraron las especias que tanto buscaban.

La llegada a América

Cristóbal Colón era un navegante genovés que presentó a la corona de Castilla su proyecto de llegar a las Indias navegando hasta el oeste. Los reyes se interesaron en su plan porque necesitan encontrar una ruta alternativa a la controlada por sus rivales portugueses. Después de varios años de tratativas, en abril de 1492 los reyes firmaron un acuerdo conocido como Capitulaciónes de Santa Fe. Ahí quedó establecido que Colón recibiría el título de almirante virrey y gobernador de las tierras descubiertas y la décima parte de los tesoros que allí se encontraran. El título era vitalicio y hereditario. Por su parte, la Corona se comprometía a financiar sus viajes.

Colón partió desde el Puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 con tres carabelas: la Santa María, la Niña y la Pinta. Entre la tripulación se encontraba el navegante Martín Alonso Pinzón, quien colaboró activamente con el almirante. Luego de más de dos meses de viaje, el 12 de octubre de ese mismo año. Colón creyó haber llegado a las Indias. Por eso, llamó indios a los habitantes del lugar. En realidad, había arribado a la isla Guanahaní, en las Antillas. No sabía que en su ruta se había interpuesto un continente desconocido para los europeos.

Cuando regresó a España, Colón exhibió ante los Reyes Católicos algunos indígenas y tambien oro, plata y animales exóticos. Su objetivo era demostrar las riquezas que había en las tierras a que había llegado. Los reyes lo recibieron con todos los honores y la noticia se difundió por toda Europa. A las tierras exploradas por Colón se las comenzó a llamar Indias Occidentales.

El segundo Viaje

Para su segundo viaje, Colón contó con diecisiete embarcaciones. Partió del puerto de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 y arribó a las Antillas dos meses después. Entre los tripulantes se encontraban nobles, soldados y sacerdotes, que luego integraron el primer núcleo de población en las nuevas tierras.

Durante la expedición, Colón estableció contacto con los indígenas caribes y fundó La Isabela (en la actual República Dominicana), en honor a la reina de Castilla. En este viaje también tomó posesión de Jamaica, Puerto Rico y otra pequeñas islas del Caribe.

Los dos últimos viajes

El tercer viaje de Colón partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo do 1498. Después de dos meses de navegación llegó a una isla a la que bautizó como Trinidad, ubicada cerca de la costa continental, que conserva el mismo nombra hasta hoy. Durante este viaje, se produjo un alzamiento de un grupo de españoles en la isla La Española (actual Haití). Estaban decepcionados por las escasas riquezas encontradas y por las duras condiciones que imponía el gobernador de la isla, Bartolomé Colón, hermano del almirante. Para solucionar el conflicto, Cristóbal Colón debió negociar con los españoles y cederles indígenas para que trabajaran para ellos. También les permitió que volvieran a España cuando lo desearan.

En su último viaje, Colón partió del puerto de Sevilla. El objetivo de esa expedición era encontrar un estrecho que le permitiera dejar atrás las islas de las Antillas y seguir navegando hasta las islas Molucas. La idea era conquistar las riquezas del Ïndico antes de que lo hicieran los portugueses. Colón pensaba que debía existir una comunicación entre el mar Caribe y el índigo, y que encontrar ese paso era fundamental para llegal a las islas de las Especias. Este objetivo no se cumplió ya que Colón no dio con el paso buscado. Los portugueses, por su parte, llegaron a la India bordeando África y poco a poco se apropiaron del comercio de las especias. De hecho, Lisboa pronto reemplazó a Venecia como centro del comerció mundial de esos productos.



Volver arriba


Las consecuencias de la Expansión Ultramarina


La expansión Ultramarina Europea dio como resultado un nuevo mapa del mundo y planteó a las naciones que habían participado de esa aventura una pregunta: ¿A quiénes pertenecían las nuevas tierras?

La rivalidad entre España y portugal

A fines del siglo XV, como resultado de sus viajes, españoles y portugueses llegaron a repartirse un gran territorio. Para evitar conflictos, ambos reinos firmaron un tratado que establecía lo que correspondía a cada uno.

El acuerdo alcanzado en 1494 a través del Tratado de Tordesillas otorgaba a España todo el espacio situado a 370 leguas (unos 1.600 km) al oeste de las islas Azores y dejaba a Portugal el espacio que se encontraba al este de esa línea. Al trismo tiempo, concedía a esos países una soberanía plena sobre esos dominios, junto con el contra de sus pobladores y recursos. Para los monarcas españoles, el acuerdo, que fue bendecido por el papa Alejandro VI, significó la justificación legal para la conquista de América.

Los resultados del Tratado de Tordesillas, en principio, parecían beneficiar a los portugueses. Las riquezas que llegaban a Portugal eran muy superiores a las de los españoles. Sin embargo, los viajes de Colón abrieron el camino a otras expediciones que sí fueron muy exitosas. Los metales preciosos y la fuerza de trabajo qa aportaron los indígenas americanos serían la base de la economía europea a partir del siglo xvi.

Las consecuencias económicas

La expansión europea proporcionó a Europa nuevos productos como el maíz, la papa, el tabaco y el cacao, que se incorporaron rápidamente al consumo cotidiano de sus habitantes.

El oro, la plata y las piedras preciosas de América brindaron nuevos capitales a la pujante burguesía bancaria y mercantil en plena expansión. El comercio se enriqueció en cantidad y variedad de productos que circularon por primera vez a escala mundial. El comercio a través del Atlántico adquirió una importancia decisiva.

Los Estados que participaron en la expansión aumentaron sus dominios y también creció la rivalidad entre ellos. Las ciudades y los puertos a través de los cuales circulaba el nuevo comercio se convirtieron en poderosos centros urbanos donde se desarrolló una burguesía mercantil y financiera cada vez más rica.

Otros viajes de exploración

Entre 1501 y 1502, el navegante y cartógrafo florentino Américo Vespucio recorrió las costas de América del Sur. Fue él quien llegó a la conclusión de que las tierras a las que había llegado Colón no eran las Indias, sino parte de un nuevo continente. En honor a su trabajo, el nuevo continente recibió el nombre de América.

En 1513, el navegante español Vasco Núñez de Balboa realizó una expedición por el actual istmo de Panamá y llegó al océano Pacífico, al que denominó Mar del Sur. Luego de este descubrimiento, la Corona española comenzó a enviar expediciones en busca de un paso que conectara el océano Atlántico con el Pacífico y que les permitiera continuar viaje hasta Oriente.

Tras el fracaso de la expedición comandada por Juan Díaz de Solís (1516) , el navegante portugués Hernando de Magallanes fue enviado por la Corona española a encontrar el paso interoceánico. Después de bordear la Patagonia, la expedición llegó al estrecho que comunica los dos océanos, y que hoy llamamos estrecho de Magallanes. El almirante murió durante el viaje y su segundo, Sebastián Elcano, tomó el mando y llegó hasta la isla de las Especias. Después de casi tres años, regresó a España. A partir de este viaje, España logró llegar a estas islas. La idea de que la Tierra era redonda quedó efectivamente demostrada y la teoría de Colón, que indicaba que se podía llegar a las Indias navegando hacia Occidente, era correcta.



Volver arriba


De la exploración a la conquista


Motivados or la búsqueda de riquezas y promoción social, miles de conquistadores se lanzaron hacia América para fundar un nuevo mundo, la conquista empezó en las antillas y luego se extendió hasta el continente.

La fase antillana de la conquista

Una vez confirmada la idea de que Colón había llegado a un nuevo continente, se inició la conquista y colonización de América. A diferencia de la experiencia portuguesa en África, los españoles decidieron hacer algo más que instalar enclaves comerciales: emprendieron la misión de crear un mundo nuevo. Para eso, además de guerreros y comerciantes, emigraron desde la península ibérica agricultores, artesanos y sacerdotes.

Como la Corona española no podía por sí misma afrontar los costos de semejante empresa, estableció un sistema de capitulaciones, es decir, contratos que otorgaban a los conquistadores, llamados adelantados, el permiso para conquistar y poblar determinados territorios a cambio de un título vitalicio de gobernadores y ciertos privilegios económicos. Igualmente, la propiedad de todos los territorios y sus riquezas se mantenía para la Corona.

A medida que conquistaban nuevos territorios, los españoles fundaron ciudades. La primera fue Santo Domingo, en la isla La Española. En 1502, el gobernador Nicolás de Ovando repartió tierras entre los colonos y a cada uno le asignó una cantidad indígenas que quedaban obligados a trabajar para él. A cambio, el colono se hacía responsable de protegerlos e instruirlos en la fe cristiana. Así, se instituyó el sistema de "encomiendas", que trajo como consecuencia la explotación de los indígenas.

La fase antillana de la conquista ha sido muchas veces descripta como un "saqueo". A la fundación de Santo Domingo siguieron la colonización de Puerto Rico (1508), Jamaica (1509) y Cuba (1511). A medida que avanzaba el dominio español, la población indígena descendía dramáticamente, víctima de las guerras de conquista, enfermedades y la explotación laboral.

El estatus de la población indígena

Desde un comienzo, los reyes de España dieron órdenes de tratar a los indígenas como súbditos a quienes había que instruir en la fe cristiana. Sin Embargo, los conquistadores encontraron resquicios legales y argumentos morales para obligar a loa indígenas a realizar trabajos forzados. Uno de estos fue el requerimiento, según el cual se invitaba a los indígenas a someterse al emperador y a la Iglesia, bajo amenaza de la guerra justa a quienes se opusieran. Muchas veces, este documento legal era leído en español, lenguaje que evidentemente los indígenas no comprendían. Se trataba apenas de un mero formalismo antes de avanzar con los ejércitos y arrasar con todo lo que encontraban a su paso.

La consolidación de la conquista

Desde Las Antillas, se abrieron dos arcos de conquista. Uno salió desde Cuba al mando de Hernán Cortés y recorrió México entre 1519 y 1522, y acabó con el Imperio azteca. Desde la meseta central de México, los conquistadores continuaron su ruta hacia el norte, cuyo límite era el sudeste de Norteamérica, y hacia el sur, donde después de veinte años lograron consolidar su dominio sobre las ciudades mayas.

Francisco Pizarro abrió el otro arco de conquista: partió desde Panamá y, a través de la ruta del Pacífico, navegó hacia el sur con el objetivo de llegar al corazón del Imperio inca. Los españoles habían tenido noticias en sus exploraciones sobre la existencia de esta región. Una vez dominada la región del actual Perú (1531-1533), una expedición se dirigió al norte, hacia Quito (1534) y Bogotá (1536), y otra, hacia el sur, adentrándose en Chile, donde Pedro de Valdivia fundó Santiago en 1542. La conquista de Chile se vio dificultada por la tenaz resistencia de los araucanos.

La exploración de la región del Río de la Plata se hizo desde el Atlántico, a partir de 1536, y logró avanzar hasta Paraguay, donde fue fundada Asunción, en 1537.

Las motivaciones de los conquistadores

Los hombres que conquistaron América buscaban la promoción que no lograban en el Viejo Continente. Entre los miles de conquistadores, hubo algunos segundones de las clases nobles que eran excluidos de sus herencias familiares por la ley de mayorazgo. Sin embargo, en su mayoría eran "hombres del pueblo" que aspiraban a convertirse en terratenientes y ganar prestigio. También los impulsaba el espíritu de aventura y el deseo de cambio, sentimientos propios de la época que se iniciaba en Europa, que salía de la Edad Media y entraba a la Modernidad.

Otra motivación importante fue la propagación de la fe cristiana. Además de guerreros, la conquista fue realizada por misioneros que emigraron a América con el fin de evangelizar a los indígenas. Hacia mediados del siglo XVI, había unos 800 curas en México y otros 350 en Perú. Algunos eligieron como estrategia acercarse a la cultura de los indígenas, aprender su lengua y sus costumbres, y tender puentes para atraerlos a las creencias cristianas. Otros, en cambio, eligieron métodos más radicales: desterraron de la manera más rápida todas las creencias y hábitos previos para reemplazarlos por la nueva fe.



Volver arriba


Las Monarquías Absolutas


El período durante el cual se desarrolló el barroco corresponde al de la consolidación de Estados modernos con características que les reconocemos en la actualidad: un territorio, una población que se siente partede una totalidad y un poder soberano sobre ese territorio.

La concentración del poder real

Hacia el siglo XVI, la mayoría de los Estados europeos estaban gobernados por monarquías con amplia autoridad pero con ciertos límites en su poder. Los nobles poseían en las provincias grandes extensiones de tierras y ejércitos personales, por lo que la autoridad de la monarquía sobre esas regiones era limitada. También había instituciones q de perduraban desde la Edad Media que limitaban el poder de los reyes.

A partir del siglo XVII, diversas circunstancias como las sucesiva crisis económicas y las permanentes guerras religiosas, sucesorias y territoriales fueron cambiando esa situación. Por un lado, se fortaleció la posición de la burguesía, un grupo social que concentraba el poder económico. Los reyes, que necesitaban dinero para mantener los ejércitos, pagar a los funcionarios y cubrir los gastos de la Corte, en se apoyaron cada vez más en estos burgueses. La relación del rey la burguesía era ventajosa para ambos: el rey cubría sus necesidades económicas y los burgueses, sin privilegios de ningún tipo, aprovechaban la relación con el monarca para ascender en la escala social

Así, la monarquía fue ocupando distintos espacios de poder. Esta tendencia a concentrar todas las áreas de gobierno en la persona del monarca desembocó en lo que llamamos monarquías absolutas y se dio con diferencias, según las características propias de cada Estado, en casi toda Europa, aunque especialmente en España y en Francia.

Un poder con pocos límites

En las monarquías absolutas el rey tenía el control absoluto de los poderes de gobierno, era quien administraba el país, quien sancionaba las leyes y quien controlaba su cumplimiento. El monarca solo debía rendir cuenta de sus actos ante Díos porque se consideraba que su poder provenía de él.

Esta concentración de funciones tanto reales como simbólicas en su persona contribuyó a la consolidación de Estados con una unidad cultural, lingüística y, en algunos casos, religiosa, por lo que se logró una identidad bien definida.

A pesar de sus amplias facultades, el poder del rey tenía ciertos límites: 1)La ley divina. El rey, al igual que todos los cristianos, debía cumplir los preceptos religiosos. 2) El derecho de gentes. Las normas derivadas de tradiciones antiguas, como la prohibición de atentar contra la vida de otra persona. 3) Las leyes fundamentales del reino. Por ejemplo, la ley de sucesión, que establecía las reglas a seguir para determinar quién sucedía al rey muerto.

El pensamiento absolutista

Durante la época de las monarquías absolutistas, los sistemas políticos y económicos como los conocemos en la actualidad estaban en formación. Por ese motivo, estaban muy vigentes entre los estudiosos las discusiones sobre teoría política, economía y cuestiones sociales. Por ejemplo, se discutía sobre cómo se organizaban las sociedades, por qué se necesitaban autoridades, cuál sería la mejor forma de gobierno, de dónde provenía la autoridad que tenían los reyes, etcétera.

Así, el absolutismo fue justificado por diversos estudiosos y filósofos de la época, pero también rechazado por otros. Entre estos últimos se encuentran dos estudiosos y religiosos españoles, Juan de Mariana y Francisco Suárez. Ambos sostenían que el poder político reside en el pueblo y este lo delega en las autoridades.

Pensadores a favor del absolutismo

Algunos defensores del poder absoluto de los reyes fueron los siguientes:

  • Jean Bodin (1530-1596). Fue un pensador francés que vivió en siglo XVI y que estableció los alcances de "la soberanía en su obra Los seis libros de la República. En esa obra sostiene que soberanía no es limitada, ni en poder, ni en responsabilidad, ni en tempo [...] Es necesario que quienes son soberanos no estén ningún modo sometidos al imperio destro y puedan dar ley a los súbditos y anular o enmendar las leyes inútiles. Esto no puede ser hecho por quien está sujeto a las leyes o a otra persona [...]". (Libro primero, capítulo VIII).
  • Thomas Hobbes (1588-1679). Filósofo inglés muy influyente en el desarrollo de las ideas políticas de la época. Según este autor, las personas son naturalmente agresivas; por eso, necesitan una autoridad común para mantener el orden social, y esa necesidad es el origen del Estado. Para que esa autoridad pueda garantizar la paz y el orden, las personas deben renunciar a sus derechos individuales para someterse a esta. Por su parte, el soberano al que confiaron el poder no debería tener limitaciones para ejercer. El pensamiento de Hobbes es muy importante para la política moderna porque, aunque justificó las monarquías absolutas, sostuvo que la autoridad del rey no provenía de Dios, sino de un convenio social entre las personas.
  • Jacques Benigne Bossuet (1627-1704). Sacerdote y escritor que se ocupó de la educación del heredero al trono de Francia. Afirmaba que la autoridad real era sagrada, paternal y absoluta esa razón, concluía que quien atentara contra la monarquía lo contra Dios mismo, ya que la autoridad real provenía de él.


Realizar actividades

Volver arriba




Volver al inicio