Historia Segundo año - E.E.S N°12 Escuela Normal "Rafael Obligado"

La crisis de la Iglesia Católica


La reforma protestante, iniciada por Martín Lutero, significó la mayor crisis que tuvo que afrontar la Iglesia Católica.

Los cuestionamientos a la Iglesia

A comienzos del siglo XVI, la organización jerárquica de la Iglesia Católica, isntalada en Roma, había alcanzado unos niveles de corrupción que resultaban intolerables para muchos creyentes y religiosos. Los papas y los cardenales vivían rodeados de costosos lujos que se pagaban con la venta de puestos y de favores. Incluso, se había instaurado un sistema denominado de "indulgencias", por el que los fieles obtenían el perdón de sus pecados a cambio de la entrega de dinero.

Frente a esta situación, muchos humanistas, especialmente en los países del norte de Europa, realizaban fuertes críticas y pedían una reforma integral de la institución.

Reforma Protestante

En 1517, el monje y teólogo alemán Martin Lutero hizo pública una lista de 95 puntos en los que criticaba diversos asuntos que abarcaban desde la venta de indulgencias y la organización de los rituales de la Iglesia hasty la autoridad del Papa para otorgar perdones determinadas circunstanclas. Además, proponía que la Iglesia no debía ser intermediaria entre Dios y las personas. También afirmaba que la reforma de la Iglesia estaba en manos de todos los cristianos, pero pedía a los príncipes alemanes que la llevaran adelante.

Las propuestas de Lutero respondían a las preocupaciones reales de la sociedad; por ese motivo, el documento, conocido como Las 95 tesis, tuvo una difusión inmediata, al principio en Alemania y enseguida por el resto de Europa.

En un primer momento, la Iglesia no le dio demasiada importancia a las críticas de Lutero, pero ante la difusión de sus ideas decldió sancionarlo. Sin embargo, Lutero fue protegido por muchos príncipes alemanes, que lo apoyaron y presentaron un documento denominado Protesta de Espira, en el que condenaban la persecución del emperador Carlos V a los reformistas. La propuesta reformista de Lutero rápidamente se extendió a Inglaterra y a Suiza, donde tomó otras características, al ser llevada adelante personas con diferentes intereses.

En Inglaterra, el rey Enrique VIII, en conflicto con la Iglesia católica porque el Papa se negaba a concederle el permiso pare separarse de esposa, la española Catalina de Aragón, rompió con Roma en 1533 y creó una Iglesia nacional la anglicana. La nueva Iglesia conservó las ceremonias católicas, las imágenes y el culto a santos, pero, al igual que los protestantes, rechazó la autoridad papal y adoptó la doctrina de la salvación per la fe.

En Suiza, un estudioso francés, Juan Calvino. propuso una forma mucho más severa de reforma conocida como calvinismo. El calvinismo se extendió por amplias regiones de Francia y por Escocia.

El fin del Renacimiento y la Contrarreforma

Cuando se produjo la Reforma protestante, el espíritu del Renacimiento ya estaba en crisis. Desde el punto de vista artístico, había alcanzado su punto culminante con los tres artistas mas importantes de este período: Rafael Sanzio, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarotti.

Las búsquedas de equilibrio, armonía, belleza y perfección clásica ya no interesaban a los artistas. El mundo en el que esos valores habían tenido sentido estaba en crisis por los cuestionamientos a la Iglesia católica, las interminables guerras e invasiones de un Estado sobre otro. Por otra parte, la llegada de Colón a América y las sucesivas campañas de conquista del nuevo continente impactaron en la mentalidad de las personas al poner en evidencia la existencia no solo de territorios desconocidos, sino de personas completamente diferentes de lo que conocían hasta entonces los europeos.

En ese contexto y ante Ia extensión de la Reforma protestante en sus distintas variantes, la Iglesia decidió actuar y convocar a una renovación de la institución para evitar el avance de las doctrinas protestantes. Ese movimiento renovador se lo denomina contrarreforma.

Un arte al servicio de la religión

Para discutir las reformas necesarias a la institución, el papa Pablo III convocó al Concilio de Trento. Un concilio es una reunión en la que las máximas autoridades de la Iglesia discuten temas relevantes y emiten un documento en el que dejan sentada su posición.

El Concilio de Trento se ocupó de temas muy variados, y uno de ellos fue el arte, ya que las autoridades religiosas se habían dado cuenta del poder de las imágenes en la difusión de la fe. El Concilio criticó el arte del Renacimiento por proponer una interpretación libre del dogma, es decir, las afirmaciones tomadas como verdades absolutas por la religión. Al mismo tiempo, impuso un control severo de la actividad artística. Los artistas ya no podrían expresar sus propias ideas, sino que deberían ajustarse a las indicaciones de las autoridades religiosas.

Entre las congregaciones que habían adherido a la Reforma protestante las formas de arte manifestadas hasta ese momento también entraron en crisis ya que la nueva religión rechazaba las obras religiosas por considerar que podían inducir a los fieles a adorar las imágenes y no lo que representaban. Por lo tanto, en esos países los artistas, en general, dejaron de realizar este tipo de obras.


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