Historia Segundo año - E.E.S N°12 Escuela Normal "Rafael Obligado"

Renacimiento de la antigüedad clásica


El paso de un sistema de pensamiento que ubicaba a dios en el centro del universo a otro en el que los seres humanos ocupaban ese lugar permitió el desarrollo del humanismo, un sistema de pensamiento que configuró el período llamado renacimiento.

Los herederos de la antigüedad

En el siglo XV, Italia estaba dividida en una serie de territorios independientes. Algunos, como Florencia, Siena o Venecia, eran repúblicas organizadas en torno a una ciudad poderosa. Otros, como Urbino, Ferrara o Milán, eran principados encabezados por poderosas familias locales. Los Estados Pontificios, por su parte, eran gobernados desde Roma por el Papa.

Estas ciudades-Estado luchaban permanentemente entre sí para asegurarse la supremacía de unas sobre otras. A pesar de la constante competencia, todas compartían una base cultural común. Aun con pequeñas diferencias, los habitantes de Italia se sectían herederos de los valores y la cultura de la antigua Roma y de la tradición griega, lo que se denomina, en general, la Antigüedad clásica.

Otro modo de ver el mundo

Este sentimiento comenzó a tomar forma en el siglo XIV, cuando el escritor Francesco Petrarca (1304-1374) se propuso unir el espíritu de la Antigüedad clásica con la cultura cristiana de su época. Esta síntesis entre dos sistemas de pensamiento aparentemente opuestos -ya que los valores grecorromanos eran paganos- se conoce como Humanismo. Además de Petrarca, otros filósofos, pensadores y artistas de la época tuvieron inquietudes similares y las aplicaron a sus áreas de estudio.

El Humanismo significó el paso de un sistema de pensamiento teocéntrico,en el que Dios era conciderado al centro de todo, a uno antropocéntrico, en el que los seres humanos se transformaron en el centro del Universo y en la medida de todas las cosas. Por lo tanto, influyó en la cultura y la filosofía de la época. El Humanismo reconocía la facultad de las personas de conocer el mundo y actuar mediante el empleo de la razón.

Para el pensamiento medieval, los seres humanos solo eran observadores pasivos, porque consideraban que todo conocimiento provenía de Dios a través de sus revelaciones. A partir del Humanismo, las personas tuvieron un rol mucho más activo ya que eran ellas las que producían el conocimiento.

Sin embargo. el paso de un pensamiento teocéntrico a otro antropocéntrico no supuso una pérdida de la religiosidad. Las personas continuaron creyendo en Dios y participando de la vide religiosa, pero comenzaron a criticar el rol de la lglesia católica como reguladora de la vida civil.

El desarrollo de las ciencias

El racionalismo, es decir, el uso de la razón, se manifestó en todas las áreas del conocimiento y de la vida práctica, desde la economía y la organización del trabajo hasta las artes y las ciencias.

La creencia en la posibilidad de acceder al conocimiento del mundo mediante el análisis racional de los problemas alentó a los estudiosos de la época a cuestionar los saberes heredados hasta ese momento. Así, a partir de la observación y la experimentación, se realizaron nuevos descubrimientos en diversos campos, como la medicina, la matemática, la biología y la astronomía, entre otras ciencias.

Un ejemplo del nuevo tipo de científico fue el polaco Nicolas Copérnico, quien a través de un modelo matemático estableció que la Tierra no era el centro del sistema solar, como se creía hasta este momento, sino que esta giraba alrededor del Sol, al igual que el resto de los planetas. El descubrimiento de Cópernico fue completado y corregido más adelante, pero sentó las bases del desarrollo de las ciencias al demostrar la capacidad de producir conocimientos a partir del pensamiento rational y autónomo.

La invención de la imprenta

Estos descubrimientos y las ideas en las que se sustentaban pudieron difundirse rápidamente gracias a un invento revolucionario: la imprenta.

Como aprendieron en el capítulo 1, antes de su desarrollo, los libros se copiaban a mano. uno por uno. Por este motivo, había pocos ejemplares y resultaban sumamente caros. La posibilidad de imprimir muchas copias de un mismo ejemplar en un tiempo relativamente corto permitió que el conocimiento se difundiera no solo geográficamente, sino también entre mayor cantidad de personas que antes no tenían forma de acceder a la cultura letrada.

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